21 abril, 2010

Cacafuti classics: Tales of Hearts



Después de tanto halago a la saga Ar Tonelico, ya va tocando hablar de algún bodrio para ir nivelando las cosas. ¿Cómo, que es muy osado por mi parte tildar de kusogee a un integrante de la decana saga de Bandai Namco? ¿Con la de seguidores, buenas críticas, tradición y demás que tienen los Tales of? Vaya por delante que todas esas son razones de más para darle caña: no se puede vivir eternamente del nombre de una marca, señores de Namco. Ya está bien de endilgarnos el mismo perro con distinto collar durante tantos años, especialmente ahora que la DS parece una casa de la caridad, dando asilo a cualquier cosa que se parezca a un juego.




Decía Manolo García que “nunca el tiempo es perdido”. Pues bien, yo siento como si mi partida de 60 horas no hubiese servido absolutamente para nada. Que alguien me devuelva esa parte de mi vida que tiré por el desagüe, por favor. Quiero esas 60 horas. La de cosas de provecho que habría podido hacer con ese tiempo, y va y tengo que tirarlas en un juego con personajes planos, argumento tan absurdo como poco interesante (parece que en Japón ahora se estila poner de guionista de videojuego a cualquier loco de la colina) y desarrollo lento y tedioso. Basta ya de combates lineares insulsos y de misiones estúpidas para aguantar un argumento insostenible ya de por sí. No puede ser que un guión que hubiese acabado en la basura de cualquier empresa de videojuegos occidental acabe siendo el pilar de un Tales of.

Cuando salió Tales of Hearts en Japón, se hizo en dos versiones: una con vídeos presentados en gráficos por ordenador, y la otra con esos mismos vídeos en formato animado, vamos, como se había hecho toda la vida. Estaba claro cuál de las dos iba a vender más, especialmente si tenemos en cuenta que la CG Edition tenía una imagen de portada insípida de fondo blanco. Si la gente no compra juegos solo porque la carátula es una edición Best o Platinum, raramente alguien elegirá una más seca que la mojama si puede llevarse otra firmada por Mutsumi Inomata, como marcan los cánones. En fin, chorrada de párrafo que me acabo de marcar para hablar únicamente del dibujito principal de la caja. De los vídeos ya ni voy a hacerlo, solo haré que quemarme más aún.

El juego relata, por decir algo, la búsqueda de los fragmentos de memoria y sentimientos perdidos de la protagonista. Altera tanto exploración de campo como inmersión dentro de la mente de ciertos personajes para recuperar esos fragmentos, algo parecido a lo que pasaba en la parte conversacional de Ar Tonelico. La diferencia estriba en que mientras que en este último se creaban paisajes e historias únicas para este modo de juego, que se despegaba acertadamente de la historia principal mediante el cambio de género (visual novel frente RPG), en Tales of Hearts cada mente (o mundo interior) es prácticamente idéntica a la anterior. Tiene aspecto de laberinto oscuro sin prácticamente ningún adorno, algo que hace más patente el trabajo de cortapega para esta parte de la aventura.


Seguiría rajando a fondo de este Tales, pero sinceramente, no tengo ni tiempo ni ganas. Tampoco es que merezca la pena. Hubiera interrumpido mi partida a las pocas horas con mucho placer, pero quise darle crédito: pensaba que acabaría salvando los muebles al final. Qué más quisiera. Ya en la última fase, mi paciencia llegó a su límite. No me sentía con ni con fuerzas para dedicarle un minuto más.




¿Y la música? De Motoi Sakuraba. Que cada uno saque sus conclusiones. Yo casi que me callo, pero lo de este hombre cada vez es más escandaloso. Allá cada cual con su ética. Si yo trabajara en Namco, le pedía a Motoi que me devolviera la parte del presupuesto que ha chupado con sus composiciones. Temo, por otra parte, jugar a otro RPG y encontrarme de nuevo con su música. Parece que no haya más compositores en Japón a los que contratar, cachis los mengues. La cosa ya aburre. Es como cuando iba a ver películas asiáticas dobladas y la voz de la protagonista femenina era siempre la de Nuria Trifol.

Ya basta, por favor... En la variedad está el gusto. Y la saga Tales of hace tiempo que no la ofrece. Que alguien haga algo ya, que se nos muere... Y mira que dio avisos de estar gravemente enferma (Rebirth, Tempest).

Eso sí, mis felicitaciones a los encargados del píxel art. No todo tenía que ser insatisfactorio. Aún queda gente que hace su trabajo, después de todo.

★★★☆☆☆☆☆☆☆

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